- Que haces allí?
... susurró el viento a tu oído, cuando la gravedad y el cansancio forzaban tus ojos a cerrarse, no lo escuchaste o no te importo, y al final no dijiste nada... pero esa indiferencia no fue suficiente para impedir que un suspiro escape de los mas profundo de tu corazón.
El tiempo era un enemigo silencioso que apartaba de tu mente los recuerdos de todo lo hermoso que supieron compartir, las palabras hacian eco en la memoria corroída ya por la ausencia, nada quedaba de aquellas hermosas promesas y las mas bellas fantasias que crearon, yacian en despojos sobre la fría lápida de la desolación.
Y con el tiempo, la mezquina soledad les había convencido que el amor no era eterno, y no lo era porque jamás aprendieron a creer en su pureza, ni a darse cuenta que el amor era más que palabras y sueños, que éste sentimiento iba mas allá del tiempo y el espacio... la verdad que no entendieron es que el amor no muere nunca, pero si es herido y sepultado vivo por el olvido y la indiferencia que crueles lo agreden, carcomen y destrozan.
¡Soledad! Cruel enemiga, se ensañó con ella de tal forma que dedicó su vida tan sólo a evitarla, la cegó tan profundamente que creyó que no estar sola era lo mismo que permitir que cualquier idiota la tomara de su mano...
No fue su culpa, nadie tiene derecho a exigir que te sientes a esperar que los sueños se vuelvan realidad, mientras ves pasar la vida por delante, y se incrementa el temor de que es tu vida la que se escapa ante tus ojos, y es infinito el miedo idiota de pasar el tiempo sin pareja y no darte cuenta que es la soledad la que escoge en lugar del corazón...
Y al final no respondiste al viento, lo escuchaste, pero la respuesta no estaba a tu alcance, ya que fue la soledad quien te trajo hasta aquí, el lugar donde florece la tristeza y se alimenta de recuerdos que han muerto y abonan el dolor...
Nota: Gracias Maestro Arjona por algunas palabras tomadas en el penúltimo párrafo...
... susurró el viento a tu oído, cuando la gravedad y el cansancio forzaban tus ojos a cerrarse, no lo escuchaste o no te importo, y al final no dijiste nada... pero esa indiferencia no fue suficiente para impedir que un suspiro escape de los mas profundo de tu corazón.
El tiempo era un enemigo silencioso que apartaba de tu mente los recuerdos de todo lo hermoso que supieron compartir, las palabras hacian eco en la memoria corroída ya por la ausencia, nada quedaba de aquellas hermosas promesas y las mas bellas fantasias que crearon, yacian en despojos sobre la fría lápida de la desolación.
Y con el tiempo, la mezquina soledad les había convencido que el amor no era eterno, y no lo era porque jamás aprendieron a creer en su pureza, ni a darse cuenta que el amor era más que palabras y sueños, que éste sentimiento iba mas allá del tiempo y el espacio... la verdad que no entendieron es que el amor no muere nunca, pero si es herido y sepultado vivo por el olvido y la indiferencia que crueles lo agreden, carcomen y destrozan.
¡Soledad! Cruel enemiga, se ensañó con ella de tal forma que dedicó su vida tan sólo a evitarla, la cegó tan profundamente que creyó que no estar sola era lo mismo que permitir que cualquier idiota la tomara de su mano...
No fue su culpa, nadie tiene derecho a exigir que te sientes a esperar que los sueños se vuelvan realidad, mientras ves pasar la vida por delante, y se incrementa el temor de que es tu vida la que se escapa ante tus ojos, y es infinito el miedo idiota de pasar el tiempo sin pareja y no darte cuenta que es la soledad la que escoge en lugar del corazón...
Y al final no respondiste al viento, lo escuchaste, pero la respuesta no estaba a tu alcance, ya que fue la soledad quien te trajo hasta aquí, el lugar donde florece la tristeza y se alimenta de recuerdos que han muerto y abonan el dolor...
Nota: Gracias Maestro Arjona por algunas palabras tomadas en el penúltimo párrafo...
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